Las mujeres son las culpables
El parricida de Sueca dejó que su hijo hablase por teléfono con su madre para que la madre oyera la muerte del niño. La mujer escuchó el desgarrador grito del niño clamando “¡mamáaaaa! y después la llamada se cortó. La madre corrió por la calle repitiendo la llamada pero el niño no le contestó. El padre ya lo había degollado.