Por PFE

Comunicado del Partido Feminista de España

Buques de humo: la farsa humanitaria de Italia y España frente al bloqueo de Gaza

La Comisión Política del Partido Feminista de España, expone:

La memoria histórica no se borra con propaganda. El pueblo palestino lleva casi dos décadas sometido a un bloqueo criminal por mar, aire y tierra. Desde 2007, ninguna flotilla civil ha podido romper ese cerco. Todas, absolutamente todas, han sido interceptadas por la marina israelí, desviadas a puertos controlados o asaltadas en alta mar. El ejemplo más brutal fue en 2010, cuando comandos israelíes abordaron el Mavi Marmara, asesinaron a diez activistas e hirieron a decenas más. La reacción internacional fue de indignación momentánea, pero pronto las cancillerías occidentales callaron, aceptaron la versión israelí y reanudaron la cooperación como si nada. Esa impunidad es la que ha permitido que cada nuevo intento de romper el bloqueo se enfrente siempre al mismo destino: la represión y la confiscación.

En septiembre de 2025, cuando la flotilla Global Sumud vuelve a intentarlo, la novedad no está en el Mediterráneo oriental, sino en las capitales europeas. Italia ha enviado la fragata Virginio Fasan, una nave de guerra moderna con sistemas de misiles y helicópteros, y España ha despachado el patrullero Furor, un buque de acción marítima concebido para vigilancia y rescate. A primera vista, podría parecer que por fin dos países de la Unión Europea se toman en serio la necesidad de acompañar a la flotilla. La realidad, sin embargo, es mucho más cínica: estos barcos no están destinados a proteger a la flotilla, sino a proteger a sus propios gobiernos de la indignación de sus pueblos.

La prueba está en la calle. En Italia, el 22 de septiembre, se celebró una huelga general sin precedentes, con puertos, transportes y escuelas paralizados bajo el lema “Bloqueamos todo por Palestina”. Miles de trabajadoras y trabajadores ocuparon carreteras, bloquearon la logística militar y enfrentaron la represión policial. La protesta fue masiva, combativa y dejó claro que la sociedad italiana no acepta seguir siendo cómplice del genocidio. Frente a esa ola, el gobierno italiano responde no con sanciones a Israel ni con ruptura de contratos militares, sino con el envío de una fragata para la foto, un gesto vacío que busca desactivar la protesta social: se nos quiere convencer de que el Estado “ya está haciendo algo”.

En España, la indignación también crece. El boicot a la Vuelta ciclista mostró que la solidaridad con Palestina está viva y se expande. Bajo esa presión, el gobierno de Pedro Sánchez aprobó un decreto que presume de “consolidar el embargo de armas a Israel”. Pero ese decreto es una trampa: mantiene excepciones, permite operaciones “por interés general” y en la práctica no corta la cooperación militar. Es más, ya se han conocido casos en los que se intenta maquillar la continuidad de contratos con empresas israelíes, mientras el propio Ministerio de Defensa admite que España dependía de tecnología suministrada por Tel Aviv, como los inhibidores de explosivos para nuestras tropas. ¿Qué clase de embargo es este, que ni corta el suministro ni impide nuevas operaciones encubiertas? Es propaganda pura, como la patrullera enviada al Mediterráneo: humo para distraer, titulares para tranquilizar conciencias, y complicidad real intacta.

La hipocresía alcanza niveles insoportables. España, que durante años autorizó exportaciones de municiones y componentes a Israel, ahora presume de embargo mientras oculta las cláusulas que lo vacían de contenido. Italia, que ha permitido la salida de contenedores de armas desde sus puertos hacia Tel Aviv, ahora se disfraza de defensora humanitaria con una fragata que no va a impedir ni un solo abordaje. Y la Unión Europea mantiene en vigor el Acuerdo de Asociación UE-Israel, que concede privilegios comerciales y tecnológicos a un Estado denunciado reiteradamente por Naciones Unidas por crímenes de guerra.

Se habla de “derechos humanos” mientras se financia al ocupante. Se habla de “humanitarismo” mientras se mantienen contratos militares. Se habla de “preocupación” mientras se veta cualquier sanción efectiva.

No nos engañemos: Israel no se siente ni un ápice disuadido por la presencia de un patrullero español ni por una fragata italiana. Su marina cuenta con corbetas armadas con misiles, submarinos Dolphin y cobertura aérea constante. Lo saben en Tel Aviv y lo saben en las capitales europeas.

Estos barcos no son un freno real a la impunidad israelí: son instrumentos de propaganda interna. Están ahí para enviar un mensaje no al entre sionista, sino a la opinión pública europea: “no hace falta que protestéis, el gobierno ya se ocupa”. Son parte de una estrategia de neutralización de la movilización social.

Porque lo que temen Roma y Madrid no es al ente colonial, sino a sus propios pueblos. Temen que la indignación se convierta en huelgas como la italiana, en boicots como el de la Vuelta, en protestas que cuestionen la legitimidad de unas instituciones cómplices del genocidio. Por eso envían barcos para la foto, decretos de embargo con trampas y discursos huecos: no para detener la masacre, sino para detenernos a nosotros.

El Partido Feminista de España denuncia esta farsa con toda claridad:

No son gestos humanitarios, son maniobras para maquillar la complicidad.

No son políticas valientes, son parches propagandísticos para proteger a los gobiernos de la presión social. Europa sigue siendo sostén económico, diplomático y militar del sionismo, y cada barco enviado, cada decreto ambiguo, cada discurso vacío, no hace sino confirmar que la prioridad de nuestros gobiernos es mantener sus alianzas, no defender la justicia.

Lo que navega hoy hacia el Mediterráneo no son naves de libertad y protección, son barcos de hipocresía. Y lo que ha firmado el gobierno español no es un embargo real, sino un engaño para ganar titulares mientras se perpetúa la impunidad.

La solidaridad con Palestina no puede delegarse en gestos vacíos: debe seguir viva en las calles, en los centros de trabajo, en las universidades y en cada espacio donde el pueblo europeo rechace ser cómplice de un genocidio.

Por todo ello, no nos tenemos que engañar, tenemos que estar preparados para tomar la calle y decirle a nuestros gobernantes que vamos a parar el mundo si no se para el genocidio Palestino.

La Comisión Política del Partido Feminista de España

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Lidia Falcón O’Neill es autora de numerosos artículos, que pueden consultarse en la siguiente dirección