Por Partido Feminista

¿Qué es la izquierda en España?

Lidia Falcón – ¿Qué es la izquierda en España? – Crónica Popular

Con motivo de la crítica que desde el Partido Feminista hemos realizado al proyecto de Ley Trans, Izquierda Unida ha decidido expulsarnos de la coalición. Pero decir IU en su totalidad no es exacto. En la Asamblea PyS donde se aprobó tal decisión sólo votaron a favor 35 de los asistentes, mientras 6 más votaron en contra. Y sobre todo, que interrogados los miembros presentes sobre si conocían la Ley de Transexualidad únicamente se levantaron 4 manos.

Que de un órgano de gobierno de la coalición, el de más importancia después de la Asamblea Federal, sólo asistiera y votara la tercera parte de sus miembros, no da precisamente legitimidad a tal decisión. No voy a explicar con detalle aquí, por mor de no hacerme pesada, las irregularidades que se han producido en el expediente contradictorio que, repentinamente, en una Coordinadora, decidieron abrirnos sin que se hubiera anunciado en el orden del día. En realidad, es conocido de todo el ámbito de Izquierda Unida, y yo ampliaría a toda la izquierda que pretende ser revolucionaria, que en esa coalición se producen toda clase de pucherazos, presiones y campañas que falsean los hechos, para lograr que tanto las Asambleas como las Coordinadoras aprueben las resoluciones y directrices que les interesan a la dirección: esa Colegiada, que en lenguaje clásico es el buró político, en donde reinan Alberto Garzón e Ismael González, con la apoyatura de alguna otra cómplice que en su día se declaró feminista.

Resulta triste y patético seguir la trayectoria de IU en los últimos años. Desde que en 2015 “desfederó” es decir, expulsó de la Federación a todos los afiliados de la Comunidad de Madrid que decían ascendían a cinco mil, la dirección de IU ha seguido un proceso de purgas internas que no tiene nada que envidiar a las que hicieron famoso a Santiago Carrillo con el PCE. Esa conmoción que supuso que mutilaran a la coalición de cinco mil de sus militantes, entre los que se encontraban los y las más veteranas luchadoras, no tuvo siquiera explicación en el Informe de Gestión de Cayo Lara, coordinador en aquel momento de IU, en la Asamblea Político Social de enero de 2016. Pero el resto de los participantes ni siquiera lo exigió.

Cuando me presenté a las primarias para ser cabeza de lista por Sevilla, en octubre de 2015, y mediante varias estrategias el PCE de Sevilla saboteó las votaciones y falsificó los resultados para que su candidato fuera cabeza de lista, nadie en la Coordinadora Federal me defendió, incluidos Alberto Garzón y José Luís Centella, entonces ínclito Secretario General del PCE, como tampoco Cayo Lara. En aquella convocatoria electoral, 20 de diciembre de 2015, no salió elegido ningún diputado por Andalucía, quedándonos en el escuálido resultado de dos por Madrid. Pero cómo Garzón ya tenía asegurado su escaño, la debacle electoral se digirió por la Asamblea sin crítica ni petición de responsabilidades.

Garzón continuó cumpliendo sus propósitos. A pesar de la fidelidad que le mostró Cayo Lara, se desprendió de él, y triste me parece que posteriormente este se decida a expresar pública, aunque tímidamente, sus críticas. Pero a la nueva dirección de IU ninguna crítica le afecta.

Así, el documento que elaboraron los militantes de Zamora con su alcalde al frente, Francisco Guarido, planteando la necesidad de discutir la decisión que había tomado la dirección de IU de aliarse con Podemos, nunca fue llevado a la APyS. Los Independientes de Valencia también demandaron una Asamblea Extraordinaria para debatir ampliamente la política de la coalición Unidas Podemos.

Cuando se planteaba que IU y Podemos entraran en el gobierno del PSOE, el Partido Feminista advirtió del peligro que supone siempre para la izquierda someterse a un partido mayoritario de centro, que impondrá su criterio. Lo que se denomina ya clásicamente sufrir “el abrazo del oso”. O se somete a la fuerza del “oso” y apoya una política más a su derecha o acaba por irse. Los ejemplos históricos son muchos: Mitterrand sumó al PCF a su gobierno y el Partido Comunista perdió su influencia social. El propio Mitterrand lo anunció cuando sus correligionarios le advirtieron del peligro de aceptar al PCF en su gobierno: “No os preocupéis. Yo acabaré con el Partido Comunista”. En la Alemania actual la socialdemocracia está en absoluta decadencia después de tres mandatos en coalición con la CDU de Merkel. Y en España todos los intentos de unir a socialistas y comunistas en un gobierno, Almunia y Paco Frutos, y a Podemos e IU, han acabado obteniendo menos votos que las dos formaciones por separado.

Porque querer sumar superficialmente organizaciones que tienen ideologías y proyectos diferentes, y que siempre son rivales, está destinado irremediablemente al fracaso, sobre todo para la más débil.

Ninguno de los llamamientos y críticas de la militancia y de las organizaciones de IU ha sido atendido por la dirección de la coalición, que opera en realidad como una dictadura disfrazada de democracia, gracias a la sumisión de los delegados de las Asambleas. En medio de esta grave crisis, por más que se haya querido disimular, en noviembre de 2018, las doce dirigentes más veteranas y esforzadas del Área de la Mujer de IU decidieron disolverla, y lo anunciaron en un comunicado público en el que hacían graves críticas a la dirección de la coalición, acusándola de no haberlas dejado trabajar ni avanzar en el feminismo. A esta denuncia la dirección se limitó a desautorizarlas diciendo que no tenían competencias para disolver el Área ya que correspondía a la Asamblea Federal. Ni una palabra sobre el contenido de las quejas.

Y por fin, para acabar definitivamente con el feminismo en Izquierda Unida, han expulsado al Partido Feminista. El pliego de acusaciones que nos entregaron cuando comenzaba la Asamblea, y nos dieron 5 minutos para defendernos, contiene denuncias de críticas de nuestras actuaciones desde hace cinco años, que nunca antes habían motivado advertencias o expedientes. Porque aunque quieran disimularlo –ante las protestas de tantas organizaciones feministas que se están publicando- la verdadera motivación para esta decisión es nuestra oposición al proyecto de Ley de Transexualidad que la coalición Unidas Podemos se propone presentar en el Parlamento antes del verano. Esta ley se propuso en febrero de 2018 pero al decaer la legislatura sin poder debatirla, ahora es preciso volver a presentarla.

La Ley Trans es un verdadero monstruo legal, humano y económico, y jamás la izquierda debería haberla apoyado. Pero IU está convertida en satélite de Podemos, y ya sabemos que entre los propósitos de Podemos se encuentra legalizar la prostitución y ahora lo que llaman “la autodeterminación de género”.

Tendremos ocasión de analizar dicha ley en las páginas de CRÓNICA POPULAR, para no hacer ahora demasiado larga esta introducción al análisis de la situación de la izquierda, que deseo desarrollar en el curso de las próximas semanas. Pero valga como una pincelada que el lobby trans y LGTB quieren imponer una legislación que imponga la desaparición en el lenguaje de los términos mujer, hombre, padre y madre, y sustituirlos por los de “progenitor gestante” y “progenitor no gestante”.

Este despropósito tiene el origen y el objetivo de desplazar a las mujeres en el protagonismo del feminismo, autorizar lo que denominan “autodeterminación de género” que permitirá que toda persona pueda decidir cambiar de “género”, es decir de sexo – ya que el género no existe más que en el constructo lingüístico- sin necesidad de informe médico ni psicológico alguno, y sin modificar tampoco la apariencia física. Estas transformaciones están sirviendo para que ciertos hombres se declaren mujeres y puedan no sólo compartir espacios reservados hasta ahora a ellas sino que acusados de violencia de “género” se auto declaren mujer y decaiga la acusación.

Ciertamente es difícil de entender cómo una teoría tan disparatada está teniendo una gran influencia en varias sociedades: Reino Unido, Canadá, EEUU, Australia, Malta, Bélgica, Luxemburgo, Finlandia, Dinamarca, Noruega, Portugal, Francia, Suecia, Argentina, México, y ahora en España.

A partir de nuestra crítica a la ley Trans, Izquierda Unida, sumisamente a las órdenes de Podemos, decidió expulsarnos de la coalición. Así no tenían que albergar el feminismo en su seno.

Pero tampoco la izquierda. Porque la ley Trans viene a derrotar la interpretación materialista de la realidad, negando la existencia de los dos sexos diferenciados de la especie humana: hombre y mujer. Macho y hembra en definitiva como todas las especies mamíferas, para su reproducción. Lo que significa rechazar el marxismo y caer en la más burda aceptación de la ideología posmoderna, que ha implantado el capitalismo. Con sus interpretaciones idealistas que cambiar la realidad en razón de sus fantasías. Pretenden no solo abolir el sexo sino la realidad.

Esta izquierda española va camino de su desaparición, absorbida y manipulada por el populismo de Podemos, como lo está demostrando en otros aspectos de su discurso y de su práctica. En definitiva siguiendo el camino recorrido por la izquierda italiana, ya desaparecido el poderoso PCI. Pero para Alberto Garzón y sus acólitos se han cumplido sus más queridas ambiciones: sentarse en el Consejo de Ministros. Si para ello han tenido que defenestrar a los y las más aguerridas y luchadoras militantes comunistas, destrozar la organización y perder el prestigio y la implantación que tenía IU, acuñada en largos años de lucha, no les importa. Así, decenas de veteranas camaradas del PCE y de IU, supervivientes de mil batallas, nos están escribiendo para solidarizarse con nosotras y lamentarse de la deriva de la que fue grande y única organización política de la izquierda.

Y todavía Garzón tiene la vileza de declarar públicamente en las entrevistas que el Partido Feminista “vulnera los derechos humanos de los trans”, cuando tanto el Partido como yo misma estábamos defendiendo al colectivo homosexual y lesbiano, corriendo bastantes riesgos, antes de que él naciera.

Quienes están vulnerando los DDHH de las mujeres son precisamente Alberto Garzón y quienes les apoyan, así como los derechos partidarios de los y las militantes de IU, a la que están hundiendo en la ignominia.

Madrid 13 de marzo 2020.

Artículo publicado en el diario digital CRÓNICA POPULAR por Lidia Falcón.

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Lidia Falcón O’Neill es autora de numerosos artículos, que pueden consultarse en la siguiente dirección