Crónica de un éxito anunciado
Los días 28 y 29 de febrero y 1 de marzo se ha celebrado el III Congreso del Partido Feminista de España. Teníamos el encargo de presentar el Informe de Gestión ante los militantes y simpatizantes, cuya participación y trabajo ha permitido que el Partido haya crecido exponencialmente en estos últimos cuatro años y medio y se haya asentado como formación política feminista.
La asistencia, tanto de militantes como de invitadas, ha superado en mucho nuestras expectativas, y afortunadamente nos reuníamos en el salón del edificio de Abogados de Atocha, que tan amablemente nos ha acogido, porque en un espacio más reducido hubiese sido imposible trabajar con comodidad.
Hemos aprobado las tesis que defiende el PFE y que abarcan todas las reivindicaciones que todavía las mujeres deben alcanzar en la actualidad, y que a pesar de haber transcurrido más de doscientos años de luchas todavía no se han resuelto. En realidad, excepto la concesión del voto que esperamos sea irreversible, en ningún aspecto las mujeres españolas han alcanzado la igualdad y mucho menos la equidad con los hombres, en un país que hace cuarenta y cuatro años está «construyendo» la democracia.
La violencia machista nos arrebata casi un centenar de compañeras cada año, son miles las violadas y millones las maltratadas, y ni los salarios ni las pensiones ni la participación política de las mujeres corresponde en justicia a lo que ellas trabajan ni a su peso demográfico.
Pero no solamente expusimos y concluimos los temas de la agenda feminista. Como partido político hemos elaborado un programa electoral que se pronuncia por la proclamación de la III República, la separación de la Iglesia y del Estado, la salida de nuestro país de la OTAN, la reducción de los gastos militares y el desmantelamiento de las bases americanas en nuestro país.
El informe político y económico de 26 páginas de extensión hace un recorrido por lo acaecido en el mundo en los últimos cuatro años y la conclusión es poco optimista. En este periodo de tiempo los acontecimientos políticos que se han vivido en España, y en el planeta entero, han sido transcendentales para mostrar una vez más y en toda su crueldad como el sistema capitalista que domina la mayoría de los países del mundo únicamente persigue el beneficio en todas sus actuaciones: productivas, financieras, políticas, y la acumulación constante de Capital, aunque sea a costa de provocar guerras de destrucción, que más tarde darán el beneficio de la reconstrucción, y de hundir a las clases trabajadoras en la miseria.
Hay que constatar, desgraciadamente, que el panorama desolador de la situación que regía en numerosos países en aquel 2015 no sólo no ha mejorado sino que ha empeorado visiblemente. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, dice que el montante de los desplazados por las guerras en el planeta asciende a 70 millones de personas. En este tiempo, el complejo militar industrial ha mantenido su predominio económico y político en todo el planeta. De tal modo, España es el quinto país del mundo en la fabricación y venta de armas, armas que suministra incluso a Arabia Saudí que está reconocido como una dictadura, al que se imponen internacionalmente algunas restricciones para suministrarles material bélico, dada su participación constante en las guerras de Yemen, Palestina, Sudán.
Los conflictos organizados por el Departamento de Estado de EEUU en Venezuela, Bolivia, Marruecos, el Sáhara, Palestina, siguen en activo y se han exacerbado con la presidencia de Donald Trump.
La situación actual de la Unión Europea con la salida definitiva del Reino Unido, la implementación del Brexit todavía una incógnita, la recesión económica en la que ya estamos inmersos todos los países de la Unión y las cifras españolas de empleo, paro, empleo precario, trabajo a tiempo parcial, subempleo, falsos autónomos, emprendedores –eufemismos con los que la propaganda oficial pretende enmascarar la realidad de explotación de los y las trabajadoras- y empleo sumergido nos sitúan en la cola de los países de esa Unión.
Y, por supuesto, las más perjudicadas por este panorama de capitalismo neoliberal global, son las mujeres. Con los salarios un 30% más bajos que los de los hombres, mientras sufren todas las variantes de explotación laboral y tienen en exclusiva la carga de la reproducción y la mayoría del trabajo doméstico, las mujeres españolas constituyen la clase social y económica más explotada de todas.
Pero el informe más difícil de realizar fue el balance de gestión de estos cuatro años y medio desde que el Partido Feminista ingresó en Izquierda Unida. Solicitamos el ingreso en esa coalición para cumplir el deseo siempre insatisfecho de la unidad de la izquierda, que desde 1936 había sido imposible. Como también consideramos que el feminismo es una opción política y que es imprescindible un partido político feminista que compita en la arena electoral con el fin de alcanzar las instituciones. Limitándose al trabajo en las asociaciones que se multiplican en nuestro país, atomizando lo que debería ser una organización fuerte, nunca saldremos de la marginación y la irrelevancia. Es ingenua la creencia de que con manifestaciones y asambleas se va a cambiar el rumbo político de los gobiernos. El sistema asume perfectamente los movimientos de protesta en todos los países avanzados, y más cuando estas protestas duran unas horas.
En definitiva, el Partido Feminista siempre ha tenido la ambición de ser una fuerza política con influencia en las decisiones de gobierno. Es evidente que el que tiene el poder es el que firma el Boletín Oficial del Estado. Si el feminismo no se plantea convertirse en la alternativa política no saldrá de la irrelevancia, que le es muy conveniente tanto al Patriarcado como al Capital, ya que mientras nos tienen entretenidas con nuestras reuniones, asambleas, encuentros, exposiciones, actos culturales y manifestaciones, los partidos se reparten el poder.
Si el MF hubiera militado en las filas del Partido Feminista, apoyando nuestra candidatura, hoy tendríamos los 52 diputados en el Congreso que se ha ganado VOX.
A pesar de esta crisis actual consideramos que la coalición con IU ha sido provechosa para el Partido Feminista. Hemos trabajado muy esforzadamente difundiendo el mensaje feminista, de izquierdas, republicano, laico y antimilitarista, por toda España. Y en la mayoría de mis viajes he encontrado solidaridad y apoyo por la militancia de IU. Así como identidad de pensamiento y de programa. He comprobado como las bases de IU nos apoyaban y era posible realizar actos, conferencias, reuniones y asambleas con la colaboración de nuestras compañeras en todas las ciudades de España donde impartía el curso de Feminismo y Política.
Hasta que se desencadenó la hostilidad de la dirección de IU con motivo de nuestra oposición a la Ley Trans. Al parecer, ahora la agenda feminista la decide el colectivo ALEAS-IU, después de que el Área de la Mujer se disolviera acusando a los dirigentes de obstrucción y desprecio a su trabajo. La decisión de IU ha sido tomada sin permitir que el PFE se defendiera, ya que el pliego de cargos donde se nos acusa de diversos incumplimientos de los Estatutos se nos entregó en la misma tarde cuando ya estábamos sentadas en la Asamblea, y el escrito que habíamos enviado anteriormente exponiendo nuestros argumentos no se distribuyó a los asistentes. Cuando pregunté cuántos habían leído la ley Trans solo se levantaron 4 manos de los más de 50 asistentes.
Para más conculcación de la legalidad, a las dos horas de concluir la Asamblea IU insertó la noticia en su Twitter, sin que se hubiera redactado y aprobado el Acta de la Asamblea, y al día de hoy todavía no la hemos recibido, como tampoco la notificación de nuestra expulsión.
Contra una actuación semejante se han alzado voces de todos los sectores políticos y feministas considerando una injusticia y una decisión errónea de la que IU será la principal perjudicada. Una prueba evidente es el manifiesto de apoyo al Partido Feminista ante la expulsión, que han redactado militantes del PCE y de IU y que ha logrado 500 firmas en 24 horas. Así como, Enrique de Santiago, Secretario General del Partido Comunista de España, Fran Pérez, dirigente de Izquierda Republicana y dos camaradas más de esas organizaciones votaron en contra de nuestra expulsión.
A ellos se suman las adhesiones y apoyos de Victoria Sendón de León, Francisco Frutos, Cayo Lara, Gaspar Llamazares, Rodrigo Vázquez de Prada, Pedro Mayor, Marisa Castro, Rosalía Martín, Charo Luque, dirigentes todas del PCE y de IU, y las de organizaciones como Recortes Cero, Unificación Comunista, Juventudes del PCE,M-L, Partido Comunista M-L, Partido Comunista de los Pueblos de España, Alternativa Ciudadana Progresista, Izquierda en Positivo, Crónica Popular, y se añaden a la catarata de escritos, llamadas y manifiestos de las dirigentes del Movimiento Feminista. Tanto de sus más veteranas luchadoras como Ana María Pérez del Campo, Charo Carracedo, Lucía Mazarrasa, Rafaela Pastor, Carmen Roney. Así cómo el teniente Luis Gonzalo Segura y dirigentes del PSOE y de organizaciones ligadas a este, entre los que destaca Antonio Miguel Carmona, que con las demás citadas tuvieron la amabilidad de acudir al Congreso para manifestarnos ese apoyo. Y pido disculpas si he olvidado en este momento alguna de las generosas compañeras que se han sumado a este movimiento inmediato de repulsa de la decisión de IU.
Las declaraciones de apoyo de las asambleas y organizaciones feministas suman más de cien, entre las que se encuentran la Asamblea de Independientes de IU de Valencia, el Foro de Política Feminista, La Comisión de Malos Tratos, Mujeres Maltratadas, Mujeres Divorciadas, las Asambleas Abolicionistas de varias ciudades.
Una manifestación pública de la Delegada de la Mujer de Asturias, Nuria Varela, diciendo que IU ha cometido un error histórico expulsando al PFE, ha tenido una relevancia inusitada.
Incluso el Grupo de Mujeres Transexuales Reasignadas que exige que se quite la T del nombre del grupo LGTBI cuando han comprendido la estrategia perversa que persigue ese lobby de transexuales, invisibilizándolas.
En definitiva, este Congreso ha sido la constatación de que el Partido Feminista está abriendo camino en el feminismo político, sienta las tesis ideológicas del feminismo marxista y republicano, se alinea con todos los movimientos y organizaciones que se oponen a la teoría queer y la llamada Ley Trans, sale fortalecido después de la decisión dictatorial de IU de expulsarnos, y tiene un camino despejado en la lucha feminista.
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Lidia Falcón O’Neill es autora de numerosos artículos, que pueden consultarse en la siguiente dirección