Por Partido Feminista

Comunicado del Partido Feminista de España sobre el resultado de las elecciones europeas

La Comisión Política del Partido Feminista de España,

MANIFIESTA:

Su honda preocupación por el avance del fascismo y del nazismo en Europa, tras conocer los resultados del 9 de junio en las elecciones al Parlamento Europeo.

Esos resultados han ratificado las predicciones que el PFE ha estado realizando en los últimos meses sobre la involución reaccionaria que en España sufrimos de los movimientos sociales, los sindicatos y los partidos de izquierda, en los últimos años. Se reproducen, a cámara lenta, los mismos acontecimientos que hace un siglo condujeron al estallido de la II Guerra Mundial. Lo más lamentable es la indiferencia con que la sociedad española asiste a este descenso al infierno de las represiones y enfrentamientos que los partidos fascistas están llevando a cabo en toda Europa, y de los que España parece inconsciente. Sobre todo el Movimiento Feminista.

Los comentarios, escasos, del PFAC sobre el número de votos alcanzados, alrededor de 30.000, banalizan el episodio cuando debería ser motivo de un análisis profundo de la situación actual del feminismo. El Partido Feminista de España obtuvo el mismo número de votos en 1999, es decir hace 25 años, cuando se presentó por primera vez en la historia de España una lista electoral únicamente de mujeres a las elecciones europeas. Un cuarto de siglo más tarde, otro partido que también se define feminista, recién constituido para contrarrestar al PFE, obtiene el mismo resultado. Por supuesto para impedir que aumente la influencia que va alcanzando el PFE. No es bueno para el sistema que un partido marxista, republicano, anti OTAN, anti UE, anti euro, vaya teniendo cada vez más militantes e influencia en la sociedad española. Si se consiente el feminismo es el “domesticado”: monárquico, liberal, otanista, imperialista, militarista, sometido a las órdenes de la Unión Europea, que a su vez las recibe del Departamento de Estado de EEUU, y aceptando humildemente que le arruinen con el euro.

El propósito del sistema es que únicamente sobreviva -mejor dicho, mal viva- el feminismo que sea el mejor aliado del sistema.

Estos hechos reclaman respuesta a las cuestiones que brevemente exponemos:

  1. ¿Por qué hay que constituir un partido feminista 45 años más tarde de que se haya creado el Partido Feminista de España, y que heroicamente haya sobrevivido con el único esfuerzo de sus militantes?
  2. La insólita pretensión, que plantearon las dirigentes del PFAC para organizar una coalición con el PFE, fue que Lidia Falcón, su Presidenta, estuviera en la lista del PFAC, bajo sus siglas ,en un puesto secundario.
  3. Y como colofón, que una vez conocidos los resultados electorales Juana Gallego, la primera de lista del PFAC, acuse del fracaso electoral, además de a la derecha -cosa perfectamente coherente y esperable, a menos que desconozcan al enemigo – a que las feministas no las han votado, dada “su socialización”. Lo que no habla es de la socialización de las militantes del PFAC, nacidas y educadas en las escuelas fascistas o religiosas, y bien adoctrinadas para apoyar al capitalismo y el liberalismo.

Sabemos las respuestas a estas preguntas desde hace décadas.

El feminismo internacional padece de la debilidad de haberse separado y hasta enfrentado con el Movimiento Comunista, por la indiferencia y a la vez hostilidad de éste con el feminismo. Desde Rosa Luxemburgo, y nos ha pasado más de un siglo, la crítica de los comunistas al feminismo se basa en la evidencia de que las demandas de las mujeres desde el siglo XIX se limitan a que únicamente quieren conquistar los derechos y privilegios del hombre burgués, sin plantearse la transformación de la sociedad con la construcción del socialismo. Lo que se prueba con el rechazo del MF a implicarse en la lucha contra el capitalismo.

Este secular enfrentamiento se mantiene, y no parece que lleve camino de reconciliarse, porque lo que es evidente es que el feminismo español, tanto el institucional como el independiente, le teme al comunismo igual que la socialdemocracia, los liberales y la derecha tradicional. Por ello, en los programas y manifiestos feministas no se hace mención alguna a los gravísimos desafíos con que nos enfrentamos en un mundo que está librando varios conflictos bélicos que suponen el genocidio de la población y la destrucción de sus países. En la que las mujeres son las principales víctimas.

Y en España, ni siquiera la crítica a la monarquía corrupta que nos oprime ni la reclamación de la República, que tan sangrientamente nos arrebataron, ocupa una línea en las declaraciones, proclamas y campañas electorales de los movimientos feministas.

Los manifiestos y convenciones feministas se han convertido en una repetición cansina de las reclamaciones sobre las explotaciones sexuales que sufren las mujeres, como si ninguna de las agresiones y represiones que sufren todos los trabajadores del planeta las concernieran. Como dice muy acertadamente e irónicamente Victoria Sendón de León, “las feministas solo se preocupan de lo que les pasa de cintura para abajo”.

Que los presupuestos militares se hayan duplicado en España en un año y que lo que pagamos a la OTAN equivalga al presupuesto de sanidad en España de todo el año, no emociona ni indigna a las afiliadas al PFAC ni a ninguna de las múltiples asociaciones feministas que existen en el país. Al fin y al cabo, como decíamos hace 20 años en un número de la revista Poder y Libertad del PFE, la política es cosa de hombres.

En esta estéril y desmovilizadora polémica, tanto el Movimiento Comunista como el Feminista se han desangrado. Y ninguno de sus componentes ni dirigentes tiene interés ninguno en analizar la situación actual de la izquierda -deberíamos empezar por definir a qué le llamamos izquierza- y qué proyectos y estrategias debemos pensar y poner en práctica para ser un adversario eficaz de la derecha.

A menos, que hayamos alcanzado el año 2024 del siglo XXI para seguir reclamando, educadamente, igualdad de salario, la custodia de los hijos, el derecho al aborto, la ilegalización de los vientres de alquiler, la derogación de la ley trans. Es decir, seguir los pasos de nuestras pioneras del siglo XIX, por cierto con menos rotundidad y agresividad que nuestras antepasadas las sufragistas.

Comunicado – Madrid, 21 junio 2024.

Lidia Falcón O’Neill, Presidenta del Partido Feminista de España.

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Lidia Falcón O’Neill es autora de numerosos artículos, que pueden consultarse en la siguiente dirección