Por PFE

Prohibición de la kufiya en Buchenwald: un ataque a las conmemoraciones antifascistas

Varios medios internacionales han difundido la noticia, de forma sesgada, de que un tribunal alemán ha ratificado la prohibición del acceso al recinto del campo de concentración de Buchenwald con kufiya. Todo ello silenciando la información más relevante de la noticia, y es el ataque directo tanto de la dirección del conjunto monumental como del tribunal que avala su decisión hacia las conmemoraciones antifascistas ligadas al campo. La sentencia será recurrida.

Detalle del texto del «Juramento de Buchenwald»
Detalle del texto del «Juramento de Buchenwald» en el monumento conmemorativo anexo al campo de concentración

El pasado 18 de agosto, el Tribunal de Turingia falló en contra de un recurso urgente presentado contra la prohibición de las kufiyas en el monumento conmemorativo de Buchenwald, un antiguo campo de concentración construido en 1937 durante el fascismo alemán. El 1 de agosto, la activista antifascista Anna M. presentó una petición ante el Tribunal de Weimar para obtener una orden judicial provisional contra dicha prohibición. Sin embargo, tras la resolución desfavorable del Tribunal, la activista interpuso un recurso ante estancias superiores, que también fallaron en su contra.

Buchenwald tiene una gran importancia histórica por la heroica resistencia de sus prisioneros, muchos de los cuales eran presos políticos procedentes de toda Europa. Liderados por comunistas, formaron un llamado «Comité Internacional» organizando la resistencia dentro del mismo campo de concentración, donde finalmente tomaron las armas contra los fascistas alemanes (en la fábrica de armamento donde estaban obligados a trabajar) y se liberaron. Esto impidió el exterminio total del campo y condujo a la captura de muchos guardias fascistas que en caso contrario habrían huido. Aproximadamente 278.000 personas fueron encarceladas en Buchenwald, 56.000 fueron asesinadas o murieron como consecuencia directa de su encarcelamiento. En abril de 1945, poco después de la liberación, los supervivientes celebraron un acto solemne prestando el ya conocido «Juramento de Buchenwald», en el que reafirmaron su compromiso inquebrantable con el antifascismo.

El 6 de abril de 2025, Anna M. fue expulsada del lugar conmemorativo por llevar una kufiya. Más tarde, el pasado julio, la dirección del conjunto monumental del campo publicó un manual de uso interno sobre «Elementos problemáticos (marcas, códigos, símbolos y señales) utilizados por agrupaciones de extrema derecha y antisemitas», en el que enumeraban una serie de símbolos y atuendos que no podían llevarse en el campo. La kufiya y otros símbolos palestinos figuraban en la lista, de manera ignominiosa junto a otros símbolos fascistas.

Antes de una visita prevista para conmemorar el aniversario del asesinato de Ernst Thälmann, un reconocido antifascista y líder del Partido Comunista de Alemania, asesinado en Buchenwald el 18 de agosto de 1944, Anna M. inició un procedimiento judicial contra la fundación que gestiona el campo para poder acudir con kufiya a dicha conmemoración, que se lleva celebrando anualmente desde décadas, ya desde la época de la RDA.

En la página de Kufiya-Netzwerk pueden consultarse todos los detalles relativos al caso, además de las declaraciones públicas de la activista: «Como antifascista, estoy comprometida con el Juramento de Buchenwald, que hace hincapié en la solidaridad internacional y la lucha por un mundo pacífico, y define el antifascismo como una responsabilidad social permanente. Por lo tanto, la denuncia de que se está produciendo un genocidio no puede ser excluida de una conmemoración antifascista como la del aniversario de la muerte de Thälmann».

Su abogado, Roland Meister, añade: «Una verdadera lección del Holocausto implica asumir la responsabilidad por los derechos humanos y la dignidad en el presente. Llevar la kufiya como símbolo contra el genocidio en Palestina no viola la dignidad de las víctimas del fascismo, sino todo lo contrario: expresa la reivindicación de su propia causa, tal y como se afirma en el Juramento de Buchenwald».

Aunque en las reseñas de prensa publicadas hasta ahora hablen de la prohibición como un hecho consumado, el proceso aún no ha concluido. El fallo inapelable se refiere sólo al procedimiento de urgencia, por lo que el camino legal sigue abierto. La activista ya ha declarado su intención de seguir adelante con el proceso judicial.

Según las declaraciones vertidas en el proceso, la dirección del campo de Buchenwald y el tribunal vuelven a actuar como si pudieran hablar en nombre del judaísmo en su conjunto, y como si éste estuviera inevitablemente vinculado al sionismo y al Estado de Israel. Al mismo tiempo minimiza de forma sistemática la imagen antifascista de la historia que anteriormente se transmitía en el lugar conmemorativo.

La memoria histórica en la República Federal Alemana ha ido tomando diferentes caminos a través de diversas etapas hasta llegar al punto actual donde el apoyo incondicional a Israel se ha convertido en razón de Estado. No por nada, y según declaró el mismo canciller Merz sin ya ningún tipo de pudor, el Estado sionista realiza, al fin y al cabo, el «trabajo sucio para todos nosotros».

Sara Maruozzo Méndez

Miembra Comisión Política del Partido Feminista de España

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Lidia Falcón O’Neill es autora de numerosos artículos, que pueden consultarse en la siguiente dirección