La ciudad de los milagros
Lidia Falcón – La ciudad de los milagros – Diario16
Por el título pensaríase que voy a hablar de Calcuta o de Bogotá, donde los milagros se producen a menudo, pero desde mi balcón veo solo los edificios torcidos y las calles estrechas del barrio de Lavapiés de Madrid. Donde desde que don Quijote ya no corre por los campos de la Mancha no se produce ningún milagro. Y remedando a nuestro genial don Ramón del Valle-Inclán con su “Corte de los Milagros” voy a repasar aquellos que deberían producirse en las calles y plazas de la “Capital de la Gloria”, como se atrevió a llamarla Eduardo Zúñiga. Como que las calles estén limpias, las aceras sin agujeros, los autobuses lleguen a su hora y no haya cacas de perro cada diez metros. Pero estos son pequeños milagros que debería realizar algún dios menor que en estos tiempos está distraído y cansado y no cumple sus obligaciones.
Quienes esperan milagros mayores para los que hace falta la intervención del Altísimo es para que el Ayuntamiento no construya unos horrendos contenedores de basura al lado de las viviendas, que cuando llegue el verano no infecten de tifus a toda la población; para que los jóvenes y los no tan jóvenes encuentren un espacio donde recogerse y anidar, para que la natalidad crezca y que puedan costear con los miserables emolumentos que consiguen; para que los ancianos no se mueran solos en sus viviendas o en las residencias de mayores o moritorios, donde tanto los hijos como los servicios municipales y comunitarios, que en realidad son empresas privadas, los almacenan para que no estorben…