Por Partido Feminista

En la época de la farsa

De Karl Marx es la frase de que “la Historia siempre se repite dos veces, pero la primera como tragedia y la segunda como farsa”. Esta definición quedó ampliamente demostrada en nuestra singular historia, comparando el golpe de Estado del 18 de julio de 1936 con la mascarada del teniente Tejero el 23 de febrero de 1981. Y volví a afirmarme en lo certero de la definición marxiana escuchando a Yolanda Díaz hace pocas horas.

El balbuceante discurso con que respondía a las preguntas de los periodistas, cuando pretendía defender el apoyo de SUMAR a los propósitos de Sánchez de aumentar el presupuesto de Defensa hasta el 2% del PIB antes de 2026, era la versión farsante de lo que defendieron los socialistas de 1914 en Alemania, para apoyar los presupuestos de guerra que iniciaron la masacre de la I Guerra Mundial.

Que Yolanda Díaz no conoce los textos de Marx lo supe cuando compartí con ella la coalición de Izquierda Unida, de la que tan cobardemente expulsaron al Partido Feminista de España. Pero que no los conozca no significa que no los cumpla al pie de la letra. Es un personaje oportunista y tortuoso que ha ido traicionando a todos los socios que se ha buscado, desde los tiempos de Beiras en Galicia. Y cumplirá esa definición con la farsa que lleva representando varios años en el gobierno de España. Ella y otros más cuyos nombres podemos recordar fácilmente puesto que muchos todavía están en activo.

Si esos discursos se hubieran publicado hace ochenta años estaríamos seguros de que España iba a ser arrastrada a otra guerra mundial. Pero los tiempos no son aquellos. Por más farsante que sea Trump, no es Hitler ni el reparto del poder en el mundo es el de los años treinta del siglo pasado. Y Pedro Sánchez, lacayo fiel  las órdenes del departamento de Estado de EEUU, va cumplir el papel subordinado y resignado que le han asignado en la UE, donde los veintisiete países del continente más avanzado, democrático y defensor de los derechos humanos y las libertades, se cuadra respetuoso ante el gendarme del mundo, y entregará los miles de millones que le exigen la Comisión Europea y la OTAN, a costa de hundir los presupuestos españoles de la sanidad, la educación, los servicios sociales, la vivienda, la dependencia, la cultura, y situarnos nuevamente en la precariedad que ya hemos vivido a lo largo de todo lo que va de siglo.

Y la señora Díaz representa con entusiasmo el papel que le ha correspondido en la farsa, después de las monerías que ha estado representando desde que montó SUMAR, y auguró un futuro maravilloso. En el que, por cierto,  ella ya no estará porque además ha dimitido de la Presidencia de la coalición. ¡Quién lo hubiera dicho hace sólo un par de años! Y no digamos diez, cuando era comunista.

El ejemplo de Díaz se une al de Iglesias. Monedero, Errejón, Carolina Bescansa, Irene Montero que se ha esforzado apasionadamente por destruir el feminismo, y otros de sus militantes que han seguido el mismo sendero, en esta década maravillosa que comenzó en el año 14 cuando Podemos obtuvo de sopetón cinco diputados en el Parlamento Europeo, y eufórico nos aseguró que ese era solo el principio de la transformación del país que iban a llevar a cabo.

En esta época de la farsa se representan todas las falsedades y las incapacidades que ha vivido ese populismo, que iba a conquistar el Cielo, y que ha contribuido y todavía continúa siendo el caballo de Troya en el seno de la izquierda.

Ciertamente no creo que debamos prever la III Guerra Mundial, porque la farsa se queda únicamente en el escenario como la comedia que es, sobre todo ahora que entre Trump y Putin nos auguran la paz. Pero lo que es ya una realidad es la crisis económica que los disparates que dice y pretende llevar a cabo Trump está provocando en el mundo, incluido su país. Y los españoles no quedaremos ajenos a ella, como tampoco las arrogantes naciones europeas ahora que Alemania ha decidido abandonar la austeridad que defendió durante décadas y que a los países del sur nos arruinó.

Y resulta enormemente deprimente escuchar las balbuceantes respuestas de Yolanda Díaz a la prensa cuando se le pregunta si está de acuerdo con los astronómicos gastos que propone Sánchez, para aumentar las ganancias de la industria armamentística estadounidense.

Para quien se postulaba comunista hace sólo una década, e iba a construir un futuro maravilloso, esta farsa es ciertamente exagerada. ¿Se está gestando alguna respuesta coherente y acertada por parte de la izquierda española contra tanta traición y oportunismo?

Madrid, 17 de marzo 2025.

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Lidia Falcón O’Neill es autora de numerosos artículos, que pueden consultarse en la siguiente dirección