El miedo para enmudecer y paralizar el feminismo
Lidia Falcón O’neill – El miedo para enmudecer y paralizar el feminismo – El Común
Como ya hemos informado, el Partido Feminista de España ha sido apartado de la confrontación electoral, mediante la traición de Izquierda Unida con quienes estuvimos coaligadas, y la aquiescencia de los juzgados y del Tribunal Constitucional.
Por ello, estamos difundiendo la sugerencia de que se vote con la papeleta del Partido Feminista, aunque no tenga validez. Es una acción de protesta contra la marginación de nuestra opción política feminista.
Esta acción está teniendo las críticas de la izquierda y de las feministas, que aseguran que con ello apoyamos a la derecha, cuyo éxito se vaticina. Es el mismo argumento de Pedro Sánchez y de Yolanda Díaz: amenazarnos con las desgracias que nos acontecerán si gana las elecciones el PP, amancebado con VOX. Las feministas socialistas se espantan de que difundamos la consigna de utilizar el voto para denunciar la represión que sufrimos, porque arguyen que solo en el seno de un gran partido se pueden introducir los cambios que las feministas demandamos.
Recuerdo la división del Movimiento Feminista en sus albores en la Transición, allá por 1976. La polémica se basaba en la decisión de participar en el PSOE para insuflar feminismo en el seno de una formación política que podía gobernar, o permanecer al margen llevando a cabo la agitación feminista desde las asociaciones.
Me sorprendió hace unas semanas que, contados 47 años después de aquella etapa, una muy conocida dirigente feminista me lo planteara nuevamente, despreciando a los partidos feministas que hoy existen. La consigna que se repite es: hay que hacer feminismo dentro de los partidos políticos, porque solo ellos pueden gobernar, los otros quedan en la marginalidad.
Y siendo cierto esto, casi medio siglo después de aquella escisión del MF que llevó a mujeres muy activas, profesionales y deseosas de participar en política a ingresar en el PSOE, y que incluso alcanzaron puestos relevantes en el partido y en los gobiernos, apoyar hoy la misma decisión da la impresión de que el tiempo se ha detenido, o retrocedido, como en la fábula de Wells. O peor, se encubre, con engaños, lo que ha ocurrido no solo en estos 47 años, sino hace menos de uno.
¿Qué ha sucedido durante este largo periplo de lucha feminista?
Repasemos los acontecimientos vividos, sin falsearlos. Las primeras conquistas de las mujeres en la Transición se lograron, con relativa facilidad, porque la situación decimonónica que vivíamos era imposible de mantener en una Europa del último cuarto del siglo XX, a la que debíamos unirnos. Derogar los delitos de adulterio, amancebamiento y anticoncepción fue la primera medida del gobierno, unos meses antes de aprobar la Constitución. Las manifestaciones de mujeres reclamando tales avances resultaron molestas a Adolfo Suárez, que tenía que ganarse a pulso el marchamo de demócrata, después de haber sido dirigente de Falange Española durante varios años…
Lidia Falcón O’Neill es autora de numerosos artículos, que pueden consultarse en la siguiente dirección