Tesis. Informe Económico y Social. II Congreso del Partido Feminista de España
INTRODUCCIÓN
Nos complace, y nos entristece a la vez, comprobar que los análisis y las predicciones que hicimos en 1983 en el I Congreso del Partido Feminista eran acertados y se han cumplido con las peores perspectivas que en aquel momento nos atrevimos a describir, y que fueron objeto de críticas acerbas por parte de partidos políticos, feministas y medios de comunicación.
En los 32 años transcurridos desde entonces hemos visto sucederse los acontecimientos más importantes del final del siglo y del comienzo de este: la prevista entrada de España en el Mercado Común primero, la torticera adhesión a la OTAN con el falsario referéndum que organizó el PSOE, el Tratado de Maastrich y la fundación de la Unión Europea, la caída del Muro de Berlín, la disolución de la Unión Soviética y las guerras a que dio lugar tan estremecedor acontecimiento. La ofensiva imperialista estadounidense contra la Unión Soviética cuando intervino en Afganistán, organizando y financiando a los talibanes y más tarde a los islamistas ha sido el origen de las guerras devastadoras que asolan varios continentes desde hace treinta años : la guerra de los Balcanes, el bombardeo de Belgrado, el cerco de Sarajevo, la extinción de Yugoeslavia para acabar con el único país socialista que restaba en Europa, y a continuación los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, las guerras provocadas por el imperialismo estadounidense en Afganistán, Irak, Libia, Siria, con todas sus espantosas secuelas: miles de muertos, heridos, inválidos, millones de desplazados entre los que la mayoría son mujeres y niños, y la destrucción de países enteros, con sus ciudades, pueblos, territorios, museos, obras de artes, bibliotecas. Las ofensivas de Israel contra el pueblo palestino y sus políticas de asentamientos, muros, restricción de movimientos, imposibilidad de suministrarles productos básicos, bombardeos, paro y miseria. El mantenimiento de la ocupación del Sahara por parte de Marruecos con el expolio de sus materias primas y la represión continuada del pueblo y de todo movimiento de disidencia. A estas políticas capitalistas y destructivas en Europa y Medio Oriente hay que añadir las guerras organizadas por las potencias europeas y estadounidense en África con los mismos propósitos.
Con la derrota y la desaparición de la Unión soviética se ha cumplido el sueño del capitalismo: imponer su absoluto imperio, mediante su habitual política: potenciar los negocios de armamento, provocar guerras para fabricar más armas, destruir países para proceder a reconstruirlos una y otra vez, y sobre todo explotar a los trabajadores y a las mujeres como fuerza de trabajo, productores de bienes y servicios y carne de reproducción.
Nos remitimos a los análisis que realizamos en la revista Poder y Libertad sobre la guerra y la paz, el Tratado de Maastrich y la situación social y económica de las mujeres en amplias áreas del mundo.
LA ESPAÑA DEL BIENESTAR
De la España de los años llamados del bienestar, aquellos en que según las declaraciones del ministro de Economía Carlos Solchaga era el país donde resultaba más fácil hacerse rico rápidamente, hemos pasado a sufrir la más grave crisis económica del siglo XXI. La situación está suficientemente descrita por los analistas y medios de comunicación que lo publican diariamente desde hace un lustro.
Decíamos en el capítulo de las Tesis de nuestro partido titulado “Principales problemas de la economía en el contexto nacional e internacional”: “Entre el último trimestre de 1982 y julio de 1983 el monto global de la deuda exterior de los gobiernos y de las empresas privadas fuera del área de los países altamente industrializados, rebasará los setecientos mil millones de dólares”. Resulta patético leer hoy este párrafo y comprobar que únicamente la deuda española alcanza hoy los novecientos mil millones de Euros.
Todas las estrategias del capital que denunciábamos hace 33 años se han repetido inexorablemente en este lapso de tiempo, aumentadas y corregidas por la derrota de la Unión Soviética. Los ítems que analizamos entonces podemos compararlos con los de la actualidad. En el I Congreso de nuestro Partido decíamos:
“Algunos rasgos de la crisis económica mundial y su repercusión en España”. Ni los gobiernos ni las empresas podrán hacer frente a sus obligaciones de pago y deberán mendigar y aceptar condiciones leoninas para lograr nuevos aplazamientos: el dinero que reciban irá en buena parte no a producir inversiones productivas sino a rescatar intereses del capital. La capacidad de estos gobiernos endeudados para producir bienes y generar rentas ha decrecido y seguirá decreciendo debido al efecto combinado de la inflación, los altos intereses y la contracción del mercado mundial. Nunca había llegado el mundo a una situación tan crítica. El origen de ella habrá que buscarlo en una sucesión de políticas económicas sostenidas desde el final de la II Guerra Mundial, pero especialmente definidas por el triunfo de las corrientes especulativas sobre las inversiones en bienes de producción.
“El desencadenante de la crisis económica ha sido la preponderancia del sector financiero usurario, las corrientes internacionales a la búsqueda de oportunidades especulativas, las masivas huidas de capital hacia inversiones a corto plazo con rendimientos astronómicos que solo podían ser garantizados por operaciones ilegales. Todo ello al servicio de los intereses de grupos de presión oligárquicos, rabiosamente reaccionarios, antidemocráticos y nostálgicos del fascismo, que pretenden paralizar violentamente el duro pero liberador proceso de industrialización y de progreso social que estaba llevando a cabo el Tercer Mundo. Esa es su estrategia. Su táctica, estimular la corrupción. Mientras alguien, una persona privada o una compañía, pueda ganar más dinero en inversiones especulativas (cobrando altos intereses) que en inversiones de capital productivo no habrá recuperación económica, es decir no aumentará la producción industrial para acelerar el proceso de desarrollo social. Mientras los Estados aumenten sus déficits, convirtiéndose en los principales prestatarios de los Bancos, no bajarán los altos tipos de interés. El dinero servirá para generar más especulación que, a su vez, producirá más dinero que no será invertido en grandes proyectos productivos. El resultado no puede ser otro que la miseria social, el envilecimiento y la alienación…
“El imperialismo de nuevo cuño ya no necesita recurrir fundamentalmente a la “política de la cañonera” para exigir que los países dependientes paguen la deuda contraída con aquel. Ya no necesita siempre recurrir a la invasión militar para lograr sus instrumentos de dominación. Al contrario, sin necesidad de utilizar, de momento, las armas, posee instrumentos eficaces para apoderarse de la riqueza un país, llevándolo a la ruina, paralizando su proceso de industrialización y dejándolo “aparcado” fuera del proceso de modernización“. Es evidente que el ejemplo de Grecia prueba sobradamente el análisis que hacíamos hace 32 años.
LA CRISIS ACTUAL. SITUACIÓN DE LA MUJER
Si la sempiterna crisis –el capitalismo siempre está inmerso en alguna crisis- ha permitido eliminar derechos sociales, hundir en la pobreza a los trabajadores, alcanzar la cota de paro del 22,5% -hoy que se publica la Encuesta de Población Activa- con 5.165.000 personas sin empleo, y permitir a la patronal contratar trabajadores y trabajadores con las condiciones de un contrato de cuasi esclavitud, lo que no cabe duda es que las más perjudicadas somos las mujeres.
El reparto de la riqueza en España es del 82% para los hombres y el 18% para las mujeres.
El paro femenino tiene un millón más de mujeres que de hombres. Con el 52% de la población activa femenina –aquellas que buscan empleo- España tiene 20 puntos menos que Francia y 30 que Suecia. Es la herencia del franquismo. Las diferencias salariales entre hombres y mujeres para el mismo puesto de trabajo, siguen perpetuamente en el 30%, aumentando cuando se trata de empleo a tiempo parcial, que es mayoritariamente femenino y contratos eventuales.
Sara de la Rica, profesora de la Universidad del País Vasco y colaboradora habitual de Fedea, explica lo que sucede con los contratos de jornada parcial para señalar la gran desigualdad de género que hay: “Aumenta en mujeres casi el 4% mientras que disminuye en hombres el 1,6%”.
Tampoco José Ignacio Pérez Infante, de Economistas Frente a la Crisis, celebra lo que sucede con la contratación a tiempo parcial, que vincula con el aumento de la ocupación entre las mujeres. Lo vincula a la caída de salarios que, según los datos de la Agencia Tributaria de noviembre, retrocedía un 0,6% en las grandes empresas. “Esto empobrece a las familias y empuja a otros miembros del hogar a buscar empleo”, analiza.
Cinco millones de amas de casa no tienen salario, ni seguridad social, ni vacaciones ni jubilación, con jornadas de van de 30 a 60 horas semanales de trabajo, según el número de dependientes que atiendan.
Tres millones de viudas cobran el 51% del salario asegurado del marido, con pensiones de 400 euros de media.
Un millón setecientas familias llamadas monoparentales son en realidad monoparentales, porque el 80% está regido por una mujer.
La nueva legislación sobre matrimonio y divorcio ha empobrecido a las mujeres divorciadas, y está causando verdaderos dramas con la aplicación sesgada y arbitraria de la custodia compartida.
El derecho a la interrupción voluntaria del embarazo sigue en la indefinición, puesto que se mantiene como delito en el Código Penal, se obliga a las menores de 18 años a conseguir el permiso paterno para abortar, sin tener en cuenta el riesgo de que hayan sido víctimas de violación y violencia en el seno de la familia, y solo se practican el 3% de los abortos en la Sanidad Pública. El 97% se practica en la medicina privada, siendo una fuente de beneficio económico para las clínicas privadas.
Se sigue contabilizando en nuestro país la espantosa cifra de 500.000 mujeres obligadas a prostituirse y entre las que existe una cantidad cada vez mayor de menores, sometidas a toda clase de violencias que no se computan, con la complacencia de las instituciones que debieran protegerlas y proceder a la abolición de la prostitución.
Este es un resumen del largo capítulo de desigualdades, injusticias y explotaciones que sufren las mujeres, del que el más trágico es el de la violencia. Con 150.000 denuncias por maltrato machista cada año, y 110 asesinadas en 2014, España tiene un triste ranking entre los países europeos avanzados sobre la violencia contra la mujer.
Los demás y largos ítems de discriminación de las mujeres los hemos relatado en el Programa Electoral que acompañamos.
ALTERNATIVAS AL MODELO NEOLIBERAL ACTUAL
Se trata ahora de enfrentar el desafío de aplicar las políticas económicas y sociales que puedan resolver los grandes problemas actuales: el enorme desempleo, la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores y de las trabajadoras, las desigualdades entre las clases explotadas y los dueños de los medios de producción, la desigualdad entre los sexos, la erradicación de la violencia machista, de la explotación de la mujer en la prostitución, y la pérdida de los avances sociales en materia de sanidad, educación, asistencia social, pensiones, discapacidad.
Las políticas de recorte y ajuste han triunfado para llevar al capital a su máximo poder, aunque arruinen el país. En todos los lugares donde se han aplicado ha aumentado la deuda y la prima de riesgo y se ha producido un repunte de la inflación. El paro aumenta y el estancamiento, cuando no la recesión económica, son el escenario que acompaña a esas medidas. El euro y el modelo neoliberal de construcción europea están seriamente amenazados como consecuencia de su aplicación. La respuesta electoral de la ciudadanía en Grecia y en España y el aumento de la movilización y las luchas sociales en muchos países europeos preocupa seriamente a sus mentores y tienen mucho que ver con el avance de las opciones de izquierda.
Es más, esas políticas no enfrentan la crisis ni representan una salida de la misma, aunque sea lejana. Sólo van destinadas a la recomposición del dominio del capital. En muchos casos, usan los sufrimientos de los pueblos como coartadas para imponer con menor resistencia las medidas que les favorecen. En ese sentido, todas estas supuestas soluciones que exigen sacrificios son una mera estafa. Se pretende “refundar el capitalismo” con la misma lógica que ha originado la crisis: desregulación salvaje de la economía, que ha dado rendimientos millonarios a unos pocos y ha creado las mayores desigualdades sociales en apenas unas décadas. El capitalismo no es reformable, no es humanizable o regulable. Por ello, no se trata de refundar el capitalismo sino de construir el socialismo feminista en el Siglo XXI.
Por todo lo anterior, nos oponemos al llamado “rescate” de los países europeos y, consecuentemente, al llamado “rescate” de la economía española, que pretende ocultar el trasvase de deuda privada a deuda pública favoreciendo la concentración del capital y los intereses del gran capital europeo. Entendemos por rescate la facilitación de ayuda financiera bajo estrictas condiciones fiscales, sociales, económicas y políticas, que son inaceptables para los pueblos y sus derechos, constituyen un retroceso en las condiciones de vida de la ciudadanía y, muy especialmente de los trabajadores y de las mujeres, y pretenden hacer pagar las consecuencias de la crisis a los sectores populares y garantizar los beneficios del capital financiero. En el fondo, lo que verdaderamente se rescata son los bancos europeos.
Esas condiciones buscan el ajuste económico mediante el descenso de los salarios, de las prestaciones y de los servicios sociales, y tienen como consecuencia el aumento del paro y la recesión económica y exigen un retroceso de la democracia, incluso formal.
Frente a este autodenominado por sus autores “rescate”, oponemos una política de solidaridad financiera, que encamine la ayuda necesaria para superar la situación de crisis sin condiciones irracionales que reduzcan el nivel de vida de los pueblos y que sean inadmisibles por estos. Esa política pasa por un nuevo papel del BCE y del BEI, que deben estar al servicio del crecimiento económico sostenible y de la creación de empleo, y su subordinación a las autoridades políticas elegidas democráticamente y no como en la actualidad con un BCE totalmente independiente del poder político y del control ciudadano, y por la consideración de la parte ilegitima de la deuda como impagable, al mismo tiempo que se ejecutan mecanismos de corresponsabilidad que enjuicien y auditen las relaciones entre los bancos prestatarios y los deudores y eviten la socialización de las pérdidas.
Es imprescindible un proyecto económico de izquierdas y feminista que se plantee la renegociación de la deuda pública, una auténtica reforma fiscal, la reforma agraria, la redistribución de la renta, a la par que la cancelación de los acuerdos con la Iglesia católica, la salida de la OTAN y de las bases estadounidenses en nuestro país.
Somos conscientes de que ninguna de estas decisiones y cambios serán posibles sin que nuestro país esté regido por una República.
Madrid, 25 de julio 2015.